Andorra es un país de paz. Claro que sí.
Pero he aprendido que es un país de paz negativa.
La paz negativa es buena, a pesar de su ingrato nombre. De hecho, he aprendido que la paz negativa se define esencialmente por la falta de guerra. Pero eso no significa que no haya violencia, claro que la hay. Lamentablemente la encontramos en muchas partes porque la violencia no se traduce solamente por violencia física, sino también por “violencia estructurada”, o sea violencia que se traduce de mil y una maneras, como por ejemplo la desigualdad, la discriminación, entre otras. Por lo tanto, donde haya “structural violence” aún no se ha alcanzado la paz positiva.
¿Y por qué hablo yo de todo esto? Pues de hecho porque hace algunos meses me dijeron que no entendían porque estaba tan preocupada con las condiciones de los inmigrantes en mi país, al fin y al cabo es un país muy tranquilito donde los ciudadanos nacionales y los inmigrantes cohabitan en paz. Sí, pero en paz negativa.
El hecho que en la escuela se discrimine algunos alumnos o que éstos se sientan discriminados por su raza, clase social o origen de su familia es una señal clara de que algo no va tan bien como creemos. Sí, hay discriminación y racismo en la pacífica Andorra. ¿Qué estamos haciendo para eliminar estas violencias? Cerramos todos los ojos, y hacemos ver que somos todos iguales, ignoramos nuestras diferencias y ya está, somos iguales. Pues a mí me parece que no, que no es así. No debemos ignorar sino valorar lo que cada uno tiene de diferente, porque cada diferencia nos aporta un granito más de cultura, de pasión, de vida, de visión.
No podemos ignorar que somos un país multicultural. Hacen falta más medidas políticas que reconozcan la riqueza de nuestro país, hacen falta pedagogías multiculturales en las escuelas, hacen falta leyes que reconozcan no solamente lo que nos une sino también lo que nos diferencia.
Reconozco que el gobierno promueve muchísimas iniciativas para la integración de los inmigrantes, por ejemplo con clases gratis de catalán. Lo que me preocupa es que muchos siguen viendo los inmigrantes como un atentado a la lengua y a la cultura de su país. Yo entiendo que los inmigrantes deben integrarse lo mejor posible al país de acogida, pero entiendo que sus identidades no deben ser rechazadas ni aniquiladas por ser diferentes. Creo que el aprendizaje debería ser más multilateral y no solamente unilateral. Al fin y al cabo, los andorranos no sólo somos hijos de andorranos, somos también hijos de españoles, de portugueses, de franceses, de marroquíes, de chinos, y nuestras identidades se entrelazan y se enriquecen mutuamente. Se teme por el catalán, por la cultura y cohesión nacional. Lo sé.
Y es que los desafíos de la inmigración, de la globalización son muchos, pero muchos son también sus tesoros, ¿no deberíamos compartirlos?
¡Un abrazo multicultural a todos y a todas vuestras identidades más o menos reveladas!
Pero he aprendido que es un país de paz negativa.
La paz negativa es buena, a pesar de su ingrato nombre. De hecho, he aprendido que la paz negativa se define esencialmente por la falta de guerra. Pero eso no significa que no haya violencia, claro que la hay. Lamentablemente la encontramos en muchas partes porque la violencia no se traduce solamente por violencia física, sino también por “violencia estructurada”, o sea violencia que se traduce de mil y una maneras, como por ejemplo la desigualdad, la discriminación, entre otras. Por lo tanto, donde haya “structural violence” aún no se ha alcanzado la paz positiva.
¿Y por qué hablo yo de todo esto? Pues de hecho porque hace algunos meses me dijeron que no entendían porque estaba tan preocupada con las condiciones de los inmigrantes en mi país, al fin y al cabo es un país muy tranquilito donde los ciudadanos nacionales y los inmigrantes cohabitan en paz. Sí, pero en paz negativa.
El hecho que en la escuela se discrimine algunos alumnos o que éstos se sientan discriminados por su raza, clase social o origen de su familia es una señal clara de que algo no va tan bien como creemos. Sí, hay discriminación y racismo en la pacífica Andorra. ¿Qué estamos haciendo para eliminar estas violencias? Cerramos todos los ojos, y hacemos ver que somos todos iguales, ignoramos nuestras diferencias y ya está, somos iguales. Pues a mí me parece que no, que no es así. No debemos ignorar sino valorar lo que cada uno tiene de diferente, porque cada diferencia nos aporta un granito más de cultura, de pasión, de vida, de visión.
No podemos ignorar que somos un país multicultural. Hacen falta más medidas políticas que reconozcan la riqueza de nuestro país, hacen falta pedagogías multiculturales en las escuelas, hacen falta leyes que reconozcan no solamente lo que nos une sino también lo que nos diferencia.
Reconozco que el gobierno promueve muchísimas iniciativas para la integración de los inmigrantes, por ejemplo con clases gratis de catalán. Lo que me preocupa es que muchos siguen viendo los inmigrantes como un atentado a la lengua y a la cultura de su país. Yo entiendo que los inmigrantes deben integrarse lo mejor posible al país de acogida, pero entiendo que sus identidades no deben ser rechazadas ni aniquiladas por ser diferentes. Creo que el aprendizaje debería ser más multilateral y no solamente unilateral. Al fin y al cabo, los andorranos no sólo somos hijos de andorranos, somos también hijos de españoles, de portugueses, de franceses, de marroquíes, de chinos, y nuestras identidades se entrelazan y se enriquecen mutuamente. Se teme por el catalán, por la cultura y cohesión nacional. Lo sé.
Y es que los desafíos de la inmigración, de la globalización son muchos, pero muchos son también sus tesoros, ¿no deberíamos compartirlos?
¡Un abrazo multicultural a todos y a todas vuestras identidades más o menos reveladas!
A diferença entre paz positiva e paz negativa é efectivamente muito pertinente. Faz parte do senso comum pensar que a paz é a ausência de guerra e violência. Nas notícias, ouvimos falar com frequência na defesa da paz entre os povos, estados e raças.
ReplyDeleteÉ muito interessante verificar que o conceito de paz vai muito para além disso e que inclusivamente se subdivide em paz positiva e negativa.
Aproveito esta ocasião para colocar uma questão: Qual é o tipo de paz que tem de vir primeiro?
Alguns defendem que primeiro deve-se atingir a paz negativa, ou seja eliminando os conflictos organizados e armados. Posteriormente procurar-se-ía atingir a paz positiva, ou seja eliminando todo sinal de desigualdade e injustiça. No entanto, em alguns casos, o processo contrário também parece válido. Por exemplo, em conflictos de longa data em que as partes nao chegam a uma reconciliaçao, poderia-se fomentar inicialmente a paz positiva, procurando humanizar o "enemigo" ou o "outro" para depois aí sim chegar a um consenso e atingir a paz negativa. Bem, isto na teoria parece bastante simples né, mas na prática temo que nao seja tao linear assim. Palpites?
ReplyDeleteAndorra ha sido durante muchos años un país cerrado a toda influencia exterior, un país que vivía en una utopia en la que la gente se conformaba con lo tenia, en la que la gente no buscaba algo nuevo, algo diferente, sino que vivían en un mundo en el que el exterior ni se consideraba. Cuando esta utopia acabo, y las puerta se abrieron, el país cambio mucho, pero a pesar de que los cambios cada día eran mas importantes, las mentalidades no cambiaban al mismo ritmo. Con el tiempo, este país reunió muchas culturas diferentes, una riqueza cultural muy importante, pero los ciudadanos no valoraron nunca lo que el mundo les estaba dando. En cambio cada día se mentían a si mismos, intentaban convencerse de una realidad que no existía, una realidad que demostraba que los ciudadanos no habían aceptado ese cambio, que los ciudadanos no aceptaban a los extranjeros. El tiempo pasó, y mucha gente nueva nació en estas tierras, gente que nacía en hogares mixtos, en donde cohabitaban con mas de una cultura, con mas de un idioma. Españoles, Franceses, Portugueses... todos ellos compartían algo en común, eran herederos de múltiples culturas. Pero tristemente, muchos no aceptaron su condición, y marginaban a aquellos que no eran del país, a pesar de que ellos llevaban en la sangre los genes de otras nacionalidades. Se llamaban andorranos a si mismo para diferenciarse de las otras nacionalidades. Por que nació tanta discriminación entre los ciudadanos de este país, por que las diferencias en vez de enriquecer nuestra cultura solo aportaron indiferencia entre la sociedad? Como ciudadano de Andorra me gusta vivir en una sociedad multicultural, con diferentes razas, diferentes nacionalidades, diferentes idiomas. Me han enseñado muchos valores que no hubiera adquirido en una cultura arraigada como la que era años ha en esta país. Como ciudadano de este país, solo sueño que algún día se acabará con esta mentira de integración social, que todos seremos tratados de la misma manera, que todos disfrutaremos de los mismo derechos. El primer cambio debe acontecer en la base del país, en el Gobierno mismo, endurecer las leyes, facilitar la integración social, ayudar la sociedad a convivir en armonía. Luego los ciudadanos deben poner fin a la discriminación, al racismo, aprender a convivir en igualdad de condiciones, en una sociedad donde el respecto no sea un privilegio de algunos, sino de todos. Es demasiado pedir? Quizás es soñar lo imposible? Supongo que esa es la esperanza de cualquier ciudadano que desee vivir feliz en un país sin diferencias, sin mentiras.
ReplyDeleteGracias Rubens por tu comentario que contribuye muchísimo para la discusión. Andorra es una sociedad multicultural y multilinguística que, como sabemos, trae muchas ventajas y también algunos desafíos, pero Andorra, me parece a mí, humilde pensadora, que no tiene políticas multiculturales.
ReplyDeleteMe sorprende y hasta alegra leer los discursos tan positivos sobre la identidad dinámica de Andorra, la integración y valorización de los inmigrantes y de las nuevas perspectivas que traen. Pero sigo sin ver que es lo que se hace en la práctica para respaldar esa idea de la identidad dinámica y abierta a todos. Yo creo que no hay verdadera multiculturalidad sin políticas claras que promuevan el multiculturalismo. Conozco bastante el Servei de Política Lingüística, pero ¿hay algún servicio que fomente la comunicación entre culturas? ¿Qué se hace en las escuelas?
recoucou c'est moi!
ReplyDeletel'intervention de Rubens (coucou!!!) est très intéressante, et je trouve qu'il y a beaucoup de travail à faire tant au niveau politique qu'au niveau des mentalités pour que l'Andorre puisse se considérer entièrement comme une nation ouverte aux différences culturelles et à leur osmose.
Il est dommage, me dis-je qu'à l'échelle, pourtant réduite, d'un petit pays comme l'Andorre, cela semble si difficile, et bien plus difficile qu'ailleurs. Ayant beaucoup voyagé, cotoyé pas mal d'horizons, je me dis que le problème existe vraiment partout, et que le sentiment d'appartenir à un pays, une culture précise est un sentiment flou qui peut varier et se déformer au fil du temps et des expériences que la vie nous apporte. Je suis française, car je suis née en France. C'est un sentiment flou qui m'a habitée pendant les 18 années que j'ai vécu en Andorre, pays qui m'a acueillie, qui m'a vue grandir, qui m'a apporté beaucoup de bonheur, de souffrances aussi, mais qui restera à jamais dans mon coeur. Je ne suis pas née en Andorre, mais j'y ai mes racines. Pour autant, même si l'Andorre me manque, j'avoue que lorsque je reviens (les rares fois devrais-je dire) je ne me sens plus tout à fait chez moi, même si je connais chaque rue, chaque poteau, chaque rocher par coeur. Et en France, j'ai été tantôt toulousaine, parisienne, et maintenant lyonnaise... Et j'ai toujours un peu ce sentiment que ma terre d'appartenance n'est pas le lieu où je vis mais les gens que je cotoie.
Devrais-je me sentir française? Andorrane? J'avoue que je ne sais pas, le fait est que l'Andorre, mon berceau, c'est ce pays, ses montagnes. Par contre, jamais les andorrans ne m'ont fait sentir que j'étais une des leurs, ils toléraient ma présence, ma nationalité, mais je pense maintenant qu'il ne leur serait jamais venu à l'idée de me considérer comme "andorrane", sans pour autant que cela soit péjoratif, voyez-vous. Je pense qu'ils essaient tant bien que mal de se créer des valeurs communes, des liens qui protègeraient leur culture... Mais la culture andorrane existe-t-elle réellement? N'est-ce pas, JUSTEMENT, ce mélange de cultures, ce genre de melting pot, qui en fait sa richesse, qui a aujourd'hui transformé son identité?
Je pense, comme Rubens, que l'afflux de touristes, l'immigration massive qu'à impliqué l'ouverture de l'Andorre au monde extérieur l'a tellement bouleversée qu'elle n'a pas su appréhender le changement que cela a forcément impliqué au quotidien au niveau de sa culture commune.
Voilou, oulala j'ai mal à la tête, tu m'a fait drôlement cogiter!! ;)
merci beaucoup d'avoir essayé d'apporter une pierre à l'énorme édifice que représente l'importance du multiculturalisme (est-ce bien français??? euuuuh) en Andorre... Y'a du taffff
BISOUUUUUUS je t'adore
sandra